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Unidas para no volver atrás

Actualizado: 16 oct 2020


La historia de como la reconocida fotógrafa y artista Rada Akbar ayuda a dar voz a las mujeres en Afganistán.

Cuando los Talibanes se tomaron Afganistán, se encargaron de borrar y eliminar y destruir todo aquello que para ellos constituía haram. Toda aquella expresión que fuera en contra de sus creencias extremas. El arte sufrió. Esculturas, pinturas, libros, videos, fueron destruidos y con ellos todas aquellas historias que contaban. La historia que las mujeres ayudaron a forjar.


Hoy en día, después de 19 años de logros vacilantes tras el colapso del dominio talibán, un acuerdo del 29 de febrero entre los Estados Unidos y los insurgentes ha llenado de temor a muchas mujeres afganas. El acuerdo no menciona los derechos de las mujeres, pero prevé el regreso de los talibanes a un futuro gobierno afgano después de que las tropas estadounidenses se retiren.


Por esta razón, mujeres en todo el país están trabajando por formar un frente unido, para lograr que lo que tan difícilmente han alcanzado en estas últimas décadas, sea preservado y no se vuelva atrás. Una de las mujeres que resaltan en este arduo trabajo, es Rada Akbar.


Rada Akbar huyó del gobierno talibán a Pakistán con su familia cuando era niña. Regresó al Afganistán en 2002, el año siguiente a la invasión estadounidense que derrocó a los talibanes. Rada Akbar comenzó su carrera en las artes como pintora. Nacida y criada en Afganistán, Rada siempre ha utilizado el arte como medio para expresarse y plasmar la realidad que la rodea. Poco a poco, Rada ha ido reemplazando los pinceles y las paletas de pintura, por lentes de cámara. Ella se ha dedicado a documentar la vida cotidiana del pueblo afgano, de las mujeres y de los niños, principalmente.


Con su trabajo, esta inspiradora mujer se ha encargado de mostrar la opresión económica, religiosa y política a la que las mujeres se han visto sometidas por años. En su más reciente exhibición, ‘Abar Zanan’ o `super mujeres’, Rada buscó honrar las contribuciones hechas por las mujeres afganas a lo largo de los siglos, la mayoría de ellas borradas en los libros de historia escritos por hombres.



La exhibición, por ejemplo, conmemora a una joven afgana, Rukhshana, de 19 años, que fue apedreada hasta morir por los hombres de su pueblo en 2015. Ella había huido de un matrimonio arreglado con un hombre mucho mayor y se fugó con un joven amante en un distrito controlado por los talibanes en el oeste de Afganistán. Otra de las piezas, representa a Khalida Popalzai, de 32 años, una jugadora de fútbol que jugaba clandestinamente de niña a pesar de la persecución de los talibanes cuando el grupo gobernó Afganistán de 1996 a 2001. Popalzai, ayudó más tarde a formar el equipo nacional de fútbol femenino afgano y dirigió un movimiento que puso al descubierto el abuso y el acoso sexual por parte de funcionarios varones. En la exposición, también se representa a la Reina Soraya Tarzi, que reinó de 1919 a 1929. Luchó por la educación de las mujeres y se opuso a la poligamia y a que las mujeres llevaran hijabs.


A través de esta exposición, se busca dar un claro mensaje, las mujeres son pioneras, y han luchado duro para alcanzar todo lo que han logrado hasta ahora. Y por esta razón, es que en un momento tan crucial como las negociaciones de un acuerdo de paz entre el gobierno afgano y los talibanes, ellas buscan que les den su lugar en este proceso y que su voz sea escuchada.


Es necesario que, ambas partes negociadoras del acuerdo de paz entiendan los beneficios que las mujeres pueden brindar a esta nueva oportunidad de alcanzar la paz. Las contribuciones a la sociedad por parte de las mujeres son de carácter económico, social; esta contribución y trabajo diario es lo que ha fortalecido al país diariamente, ha fortalecido el tejido social y ha contribuido a crear una sociedad más estable.

En las veces que se ha intentado alcanzar la paz, ha fallado por la falta de inclusión de las mujeres en esos procesos.

Las contribuciones de las mujeres en el proceso de paz son muy valiosas. La paz no puede ser establecida por un acuerdo solo entre quienes mantienen las armas. Y, a pesar de que las mujeres se han dejado de lado en las negociaciones – debido a que no son casi nunca perpetradoras de violencia-, sí deben ser incluidas en estas porque son ellas las víctimas principales de estos 20 años de conflicto.



Lo que se espera que los hombres luchen al lado de las mujeres afganas para ayudarlas a recuperar sus derechos. Para esto, es necesario que ellos estén dispuestos a escuchar, a aprender y a cambiar sus malas prácticas y, una buena alternativa para empezar un cambio y abrir la mente, es asistir a exhibiciones como la de Rada Akbar, que despiertan el sentimiento de empatía y reconocimiento del valor del otro.


LAURA RODRIGUEZ

 
 
 

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